Face
Insta
Youtube
Whats
Jueves, 02 Mayo 2024
Suscribase aquí

Catequesis del Papa: Dios es más grande que nuestros errores

By Redacción Febrero 21, 2022

Catequesis en audiencia general, miércoles 19 de enero, 2021

 

En la Carta Apostólica Patris corde (8 de diciembre de 2020) pude reflexionar sobre este aspecto de la ternura, un aspecto de la personalidad de san José. De hecho, incluso si los Evangelios no nos dan particularidades sobre cómo ejerció su paternidad, podemos estar seguros de que su ser hombre “justo” se tradujo también en la educación dada a Jesús.

Los Evangelios atestiguan que Jesús usó siempre la palabra “padre” para hablar de Dios y de su amor. Muchas parábolas tienen como protagonista la figura de un padre. Entre las más famosas está seguramente la del Padre misericordioso, contada por el evangelista Lucas (cf. Lc 15,11-32).

Precisamente en esta parábola se subraya, además de la experiencia del pecado y del perdón, también la forma en la que el perdón alcanza a la persona que se ha equivocado.

El texto dice así: “Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente”. El hijo se esperaba un castigo, una justicia que al máximo le habría podido dar el lugar de uno de los siervos, pero se encuentra envuelto por el abrazo del padre. La ternura es algo más grande que la lógica del mundo. Es una forma inesperada de hacer justicia.

Por eso no debemos olvidar nunca que Dios no se asusta de nuestros pecados: metámonos bien esto en la cabeza. Dios no se asusta de nuestros pecados, es más grande que nuestros pecados: es padre, es amor, es tierno. No se asusta de nuestros pecados, de nuestros errores, de nuestras caídas, sino que se asusta por el cierre de nuestro corazón -esto sí, le hace sufrir-, se asusta de nuestra falta de fe en su amor.

Hay una gran ternura en la experiencia del amor de Dios. Y es bonito pensar que el primero que transmite a Jesús esta realidad haya sido precisamente José. De hecho, las cosas de Dios nos alcanzan siempre a través de la mediación de experiencias humanas.

Entonces podemos preguntarnos si nosotros mismos hemos experimentado esta ternura, y si nos hemos convertido en testigos de ella. De hecho, la ternura no es en primer lugar una cuestión emotiva o sentimental: es la experiencia de sentirse amados y acogidos precisamente en nuestra pobreza y en nuestra miseria, y por tanto transformados por el amor de Dios.

Dios no confía solo en nuestros talentos, sino también en nuestra debilidad redimida. El Señor no nos quita todas las debilidades, sino que nos ayuda a caminar con las debilidades, tomándonos de la mano. Toma de la mano nuestras debilidades y se pone cerca de nosotros. Y esto es la ternura.

La experiencia de la ternura consiste en ver el poder de Dios pasar precisamente a través de lo que nos hace más frágiles; siempre y cuando nos convirtamos de la mirada del Maligno que “nos hace mirar nuestra fragilidad con un juicio negativo”, mientras que el Espíritu Santo “la saca a la luz con ternura” (Patris corde, 2).

La ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. Mirad cómo las enfermeras, los enfermeros tocan las heridas de los enfermos: con ternura, para no herirles más. Y así el Señor toca nuestras heridas, con la misma ternura. Por esta razón es importante encontrarnos con la Misericordia de Dios, especialmente en el sacramento de la Reconciliación, en la oración personal con Dios, teniendo una experiencia de verdad y ternura.

Paradójicamente, incluso el Maligno puede decirnos la verdad: él es mentiroso, pero se las arregla para decirnos la verdad para llevarnos a la mentira; pero, si lo hace, es para condenarnos. En cambio, el Señor nos dice la verdad y nos tiende la mano para salvarnos. Sabemos, sin embargo, que la Verdad que viene de Dios no nos condena, sino que nos acoge, nos abraza, nos sostiene, nos perdona» (Patris corde, 2). Dios perdona siempre: metéoslo, esto, en la cabeza y en el corazón. Dios perdona siempre. Somos nosotros que nos cansamos de pedir perdón. Pero Él perdona siempre, también las cosas más malas.

Nos hace bien entonces mirarnos en la paternidad de José que es un espejo de la paternidad de Dios, y preguntarnos si permitimos al Señor que nos ame con su ternura, transformando a cada uno de nosotros en hombres y mujeres capaces de amar así.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Dignitas Infinita
Image
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad