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¿Cuál es la manera más digna de comulgar?

By Mayo 28, 2020

Los obispos pueden establecer normas para distribución de la Comunión 

En la última cena, Jesús bendijo el pan, lo partió y lo dio a sus discípulos, quienes sin duda lo tomaron con las manos. De hecho, durante el primer milenio, la manera como comulgaban los cristianos era con las manos. 

En la actualidad, la Iglesia considera que recibirla de esa forma o directamente en la boca son formas igualmente dignas.

El Pbro. Francisco Morales, encargado del Departamento de Liturgia de la Arquidiócesis de San José, expone que para comprender por qué los pastores diocesanos tienen la facultad para tomar esas decisiones es necesario entender dos aspectos. 

Primero, remite a Juan 16:17 cuando el Señor dice a los apóstoles: “Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad”. El presbítero expone que cuando los pastores diocesanos se refieren respecto a la fe y las costumbres son asistidos por el Espíritu Santo, quien guía a la Iglesia.

Segundo, recuerda las palabras de Cristo a Pedro en Mateo 16:19: “A ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. 

Jesús también dijo a Pedro: “Sobre ti edificaré mi iglesia” (Mt. 16:18). Cabe tomar en cuenta que el Papa es el sucesor de Pedro y los obispos sucesores de los apóstoles.

Por lo tanto, la Iglesia tiene la potestad de decidir las normas y las maneras de celebrar el Misterio de la Redención, pues “lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. 

Entendido esto, la Instrucción General del Misal Romano resulta evidente: “La Iglesia ha considerado siempre que a ella le corresponde el mandato de establecer las normas relativas a la disposición de las personas, de los lugares, de los ritos y de los textos para la celebración de la Eucaristía” (Num. 1). 

Es decir, la Iglesia instruye sobre cómo celebrar. Por esta razón, a lo largo de la historia, dependiendo de la época y la coyuntura, ha cambiado, sumado o restado partes de la Liturgia, manteniendo siempre lo esencial.

Facultad de los obispos 

Respecto a los obispos diocesanos, la Instrucción también es muy clara y expone que es deber de ellos “fomentar, conducir y vigilar en su diócesis la vida litúrgica” (Num. 387). 

El mismo numeral agrega que a él “se le confía ordenar la disciplina de la concelebración” y “establecer las normas acerca de la distribución de la Sagrada Comunión bajo las dos especies”. 

Es más, en el numeral 390 se explica que los obispos tienen competencia para definir los gestos de los fieles y las posturas corporales, la preparación de los dones y de la Comunión, la forma de dar la paz y el modo de recibir la Sagrada Comunión, entre otros.

Dicho documento también establece cuatro maneras para recibir la Eucaristía: De pie o de rodillas, en la boca o en la mano.

“No hay una más digna que la otra”

A la luz de ello, el Padre Morales expone que no hay una forma de comulgar más digna que la otra, además ambas han estado presentes a lo largo de la vida de la Iglesia.

Explica que en el primer milenio de su existencia, la Iglesia comulgó siempre en la mano, e incluso, San Cirilo de Jesusalén (313-386) tiene una catequesis sobre el tema. 

Sin embargo -continúa-, la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo (de nuevo Jn 16:17) y profundizando en el Misterio Eucarístico, fue descubriendo formas para reverenciar el Cuerpo y la Sangre del Señor.

Entre ellas: las procesiones eucarísticas, la adoración eucarística, la exposición del Santísimo Sacramento y la comunión en la boca.

Pone como ejemplo los sagrarios, cuyo origen tiene que ver con el pan consagrado que los primeros cristianos guardaban para llevar a los enfermos.

A partir del segundo milenio de la Iglesia, la recepción de la Eucaristía comenzó a ser mucho más habitual en la boca. Luego, el Concilio Vaticano II volvió a recordar ambas formas.

Una de las razones por las cuales se decidió dar la comunión en la boca fue para evitar que quedaran partículas en la mano, es decir, que no se desperdiciara nada. Cabe mencionar que antes además se utilizaba el pan ácimo tradicional y a este se le hacen migajas muy fácilmente. 

También el Padre Morales aclara que, aunque la idea es que no queden partículas desperdiciadas, en el momento que no se tenga la apariencia de la materia (como una borona, por ejemplo) deja de ser sustancia válida. 

El especialista en liturgia explica que cuando el Concilio Vaticano II hizo la reforma litúrgica no hizo ruptura alguna con la tradición precedente, sino que la Iglesia se volvió a los orígenes, a la norma de los Santos Padres, por eso se aprobaron las dos formas. 

Ante la petición de los Obispos de comulgar en la mano, mientras pasa la situación presentada por la pandemia del Covid-19, el sacerdote Mora recuerda a los fieles aspectos 

El sacerdote Morales recuerda aspectos como la obediencia a la Iglesia, Madre y Maestra; la comunión que debe existir, en vez de lo contrario, pues la Eucaristía debe ser signo de comunión entre los fieles; así como la preocupación por el prójimo, ya que esta medida es para evitar el contagio de un virus que incluso puede provocar el fallecimiento de un hermano. 

 

Last modified on Sábado, 20 Junio 2020 19:29
Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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