¿Quiénes no hemos tenido una noche oscura, donde hemos necesitado ser escuchados en esos momentos de aflicción, donde todo se ve oscuro y necesitamos esa voz amiga que nos permita ver una luz de esperanza para salir adelante? Como católico practicante he tenido la dicha de tener ese auxilio espiritual que nos ofrecen nuestros sacerdotes.
Debemos aprender que la espiritualidad es la vida interior. Las expresiones y prácticas de espiritualidad son personales, es cómo usted entiende el mundo y el universo en su interior.
La espiritualidad no implica necesariamente ser religioso. De hecho, muchos se consideran muy espirituales y para nada religiosos. Ser espiritual no quiere decir que usted sea miembro de una Iglesia, un templo o de un grupo religioso organizado, a pesar de que muchas personas canalizan sus necesidades espirituales a través de la religión.
La forma en que usted conecte su espiritualidad es una decisión únicamente suya. Cada individuo tiene que redescubrirse constantemente y hacerse y rehacerse a medida que vaya por la vida.
La espiritualidad es una parte importante de este proceso ya que nos ayuda a construir la estructura de lo que somos.
Cuando nos conectamos más a nuestra espiritualidad, mejoramos nuestra relación con los demás y con el mundo. Ya sea en la búsqueda de la espiritualidad mediante una religión o siguiendo su propia fe, la forma en que usted se conecte con los demás y con el mundo a su alrededor son una parte importante en el desarrollo de su espiritualidad.
Pensar en la espiritualidad y hacerla parte de nuestra vida nos ayuda a sobrellevar el trabajo, el estrés, los problemas y las veces en que la vida nos parezca dura.
Hacer de la espiritualidad una parte íntegra de nuestro plan para una vida saludable nos aportará muchos beneficios. A medida que crezca nuestra espiritualidad, nos ayudará a descubrir el sentido de la vida, a mejorar sentimientos de paz, a sobrellevar los tiempos difíciles y de estrés, a sentirnos más seguros, a comunicarnos mejor con las personas más cercanas para compartir las cosas alegres y las tristes. Todo esto mejorará su bienestar emocional y mental y su salud en general.
Una de las mejores lecciones que he aprendido de la espiritualidad es aprender a perdonar y a perdonarme, a conectar con ese niño interior herido, que requiere sanar el pasado y perdonar para vivir el presente, hace poco recibí una triste noticia, sobre la salud de una familiar, lo primero que hice fue refugiarme en Dios, en su amor y su misericordia, en su compasión, es ahí donde encontramos esa paz, esa tranquilidad y ese sosiego, oportuno y necesario.
Llamé a un querido amigo sacerdote, a quien quiero como un hermano mayor, su respuesta fue mi casa está abierta para usted, cuando necesite ser escuchado, también recibí en ese momento las más cariñosas y reflexivas palabras de aliento de una de las mujeres más importante de nuestro mundo político, quien me dijo solo en Dios hay respuestas, solo en Dios hay es esperanzas, créale a Dios, Él es todo.
Efectivamente, yo necesito cultivar mi espiritualidad diariamente, el evangelio de este domingo nos hablaba que debemos perdonar, quiero empezar a cultivar mi espiritualidad con ese propósito, también deseo ser perdonado por aquellas personas a las que pude haber herido y lastimado, todo, absolutamente todo, empieza cuando nos sanamos a nosotros mismos.
Señor, hazme un instrumento de tu paz.
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