Nací hace 50 años en el año 1973, recuerdo perfectamente lo bello lo hermoso que fue en 1978, cuando ingrese al Prekínder, hoy CEN-CINAI, ni qué decir del kínder, donde nuestras docentes de verdad nos amaban y nos preparaban para ser niños y niñas de bien, ahí aprendí competencias que me sirven hasta hoy, envolví mi primer regalo, una hermosa caja de galletas para obsequiar a mi madre, me enseñaron a comer verduras, legumbres, Adilia la cocinera de verdad se preocupaba por inculcarnos alimentación saludable.

 Las educadoras que tuve, Doña. Elia y Doña. Nidia, nos enseñaron sobre las emociones, en esa importante etapa de nuestra niñez, sabemos que existen multitud de respuestas cuando nos preguntamos qué son las emociones, pero son respuestas o reacciones que generamos ante acontecimientos que se producen en nuestro entorno.

Dependiendo de la experiencia vivida reaccionaremos de una manera u otra ante las diferentes situaciones. Las respuestas emocionales son rápidas e impulsivas y nos dan una señal de cómo lo estamos sintiendo y qué significado tiene para nosotros.

Resumiendo, las emociones son respuestas de nuestro cuerpo ante ciertas situaciones que tienen lugar a nuestro alrededor. Cuanto más seamos capaces de reconocerlas mejor; ya que así podremos aprender a cómo actuar ante estas situaciones. Además, identificarlas también nos hará más fácil transmitir una buena educación emocional a nuestros hijos e hijas.

Para identificar las emociones, lo primero que se ha de hacer es conocer lo que se estamos sintiendo y elegir entre cuatro emociones básicas: ira, tristeza, felicidad y ansiedad.

Las emociones ocupan gran parte de nuestra vida y son la causa más importante de felicidad o infelicidad.

Como padres y madres podemos y necesitamos educar las emociones. Todos pensamos que un niño o niña debe aprender a montar en bicicleta, comer con cubiertos y aprender a escribir y que los padres y madres debemos ayudarles en esos aprendizajes.

Pero tan importante como esas habilidades está la capacidad de controlar la ira, reflexionar antes de actuar, saber si estamos tristes y por qué, y estos son sólo unos pocos ejemplos.

Entender y controlar las emociones es una parte muy importante de la atención plena y su relación con la inteligencia emocional y, hoy en día, sabemos que los niños que controlan sus emociones son más felices y se adaptan mejor a la escuela.

Diferencia entre sentimientos y el comportamiento en nuestros hijos.

Hay que hacerle ver al niño y niña la diferencia entre los sentimientos y el comportamiento.

Un niño y una niña, que siente celos de su hermano pequeño intenta superar su frustración pegándole. Podemos aceptar el sentimiento del niño y de la niña y a la vez no aceptar su manera de comportarse.