Lo primero es expresar cariño. Los hijos buscan el amor y cariño de sus padres. Esto es muy importante, pues hay casos de jóvenes y adultos con problemas relacionados con ello. Esto puede deberse a que sus padres escondían sus sentimientos o no les demostraban afecto desde pequeños.
Ellos necesitan ser escuchados, sentirse y saberse amados. Para los hijos, serás como una torre que les proteja ante las dificultades de la vida. Pregúntate: ¿Cómo se acercarán a ti si no ven que les tienes cariño?
Otro aspecto de importancia es dedicarles tiempo en cantidad y calidad. Cuando eramos niños disfrutábamos muchísimo el tiempo con mamá y papá, fuera jugando, conversando o haciendo cualquier cosa. Lo mismo le sucederá a sus hijos. Esto significa para los menores un tiempo muy significativo.
Recordemos, que los papás no lo saben todo. Por esa razón, ambos progenitores deben informarse sobre los temas de crianza y ponerlos en práctica.
Disciplina con amor
A veces se puede perder un poco el objetivo de la disciplina. Los consejos, correcciones e incluso castigos que se imparten son para que al pequeño le vaya bien en la vida, no para desfogar la ira o decepción del padre.
Así que, si estás fuera de tus casillas, toma un tiempo para tranquilizarte. No querrás hacer cosas de las que puedes arrepentirte después. Además, los niños, aunque están creciendo y madurando, no son adultos.
Nunca pierda de la mente que eres su guía. Por otra parte, debes asegurarte de que las reglas que pongas en casa sean claras, justas y razonables.
En síntesis, un buen padre debe disciplinar a los hijos con amor y paciencia, elogiando las cosas buenas que sí hacen. Esto les ayudará a desarrollar un buen comportamiento y carácter.
Además, es importante ser un buen ejemplo para los menores. Generalmente, los niños buscan ganarse el amor y el respeto de sus padres. De hecho, suelen portarse mejor cuando su papá está en casa, pues lo miran como una figura de autoridad. Sin embargo, la autoridad puede perderse al no poner el ejemplo.
Piense un momento, ¿sería fácil respetar a un padre que bebe en exceso, que maltrata a su pareja o a las personas tanto física, verbal o psicológicamente? Claro que no.
Por otra parte, ¿con qué autoridad moral podría disciplinar o exigir el cumplimiento de ciertas normas si él no lo hace consigo mismo?
Recuerde que tanto el padre como la madre funcionan como guías en la vida de los hijos. Si les das un buen ejemplo a tus hijos, les enseñarás y demostrarás cómo vivir y ser plenos.
Sea un buen confidente. Escuchar a los jóvenes es importante para hacerlos sentir valiosos. Para su hijo es indispensable que le preste atención y le demuestre que puede confiar en usted.
Si su hijo tiene la confianza de compartir sus vivencias, dele la certeza de que esos secretos quedarán entre ustedes, y no minimice sus problemas, mejor ayúdele a dimensionarlos y resolverlos.
Un buen padre es aquel que participa en la vida en su hijo, lo enseña a escuchar, a ser solidario con los demás, busca su superación, estimula su capacidad crítica y el cumplimiento de sus objetivos aplicado los valores que le fueron instruidos; pero sobre todo, un padre ejemplar es aquel que logra hacer entender a sus hijos que la felicidad no se construye a partir de lo material, sino por medio del amor, la fe y la dedicación que le otorgue aquello que los satisfaga.