Tristemente, vemos como nuestro país se añade a la tendencia y a las estadísticas del mundo. En 15 países de América Latina y el Caribe al menos 3287 mujeres fueron víctimas de feminicidio o femicidio en el 2018 (oig.cepal.org). En México existen 15, 567 mujeres reportadas como desaparecidas. “La realidad nos muestra que el feminicidio puede ser precedido de una desaparición y también muchos tipos de violencia (como la familiar, sexual, física, esclavitud sexual o la trata) pueden tener como origen o continuidad la desaparición de una mujer” (https://política.expansión.mx).
Yo he mencionado antes los signos de enfermedad de nuestra sociedad, pero hoy quiero ya hablarles del cáncer. La violencia ya comenzó a comerse nuestro país como un cáncer y si no nos unimos para hacerle frente nos tocará a todos tarde o temprano. ¿Cómo podemos quedarnos de brazos cruzados ante 200 mujeres desaparecidas? ¿Queremos dejar que esto llegue a miles como está sucediendo ya dolorosamente en otras partes? ¿Qué pasa si es su hija, su hermana, su sobrina, cualquier ser querido?...
No podemos simplemente dejar todo al OIJ. Tenemos que volver a pensar en la raíz de la violencia. De momento hay que extra-proteger a todas las mujeres porque ya sabemos que estamos en un ambiente inseguro. Mujeres no salgamos solas de noche ni en lugares solitarios. Familias, no dejen que sus hijas anden solas y desprotegidas. Ya no podemos confiarnos en la Costa Rica de antaño donde hasta los niños iban solitos a la escuela. Es la realidad que tenemos al frente.
Necesitamos la solidaridad de todos, pero además el involucramiento de las instituciones que puedan ir limpiando nuestro país de tanta violencia desde la raíz. La raíz de toda esta violencia está en el narcotráfico, en la pobreza, en las familias desintegradas, en la exclusión y en los niños que crecen viendo violencia y se vuelven sicarios por hasta 20 mil colones.
No dejemos morir de este cáncer a este país tan hermoso. Los ticos somos solidarios, educados y unidos podemos hacer frente a este mal antes de que sea muy tarde. Más grave que el coronavirus es este otro mal de una sociedad enferma, donde la inseguridad, la violencia y la injusticia pueden quitar la paz a sus habitantes y es la razón que obliga a miles de migrantes a dejar sus hogares.