La conmemoración del Día Mundial de Prevención del suicidio siempre es motivo para reflexionar, comprender y, sobre todo, actuar.
Este año, bajo el lema “Cambiar la narrativa sobre el suicidio”, la Organización Mundial de la Salud nos invita a replantear cómo abordamos esta cuestión tan sensible, cómo podemos contribuir a salvar vidas y, algo no menos importante, cómo podemos transformar el dolor en esperanza.
Ni debemos, ni podemos negar la evidencia y la magnitud del problema. Como país y de toda sociedad, de mayor o menor desarrollo, la situación es preocupante, pero también nos brinda una perspectiva clara sobre la importancia de la acción inmediata y mantenida.
La clave para abordar esta crisis es reconocer que, aunque el problema es relevante, no es insuperable. Cambiar la narrativa sobre el suicidio significa, antes que nada, transformar el miedo y el estigma en diálogo y acción.
Exige entender que cada intento, cada pensamiento suicida, es un grito silencioso pidiendo ayuda, un grito ante el que es obligado responder adecuadamente, en tiempo y forma.