Anteriormente era común (aunque todavía ocurre) que las mujeres recién casadas ofrecieran su vestido de bodas a Nuestra Señora de la Soledad. De ese traje nupcial se hacían pañuelos, los cuales llevaban promesas y agradecimientos y se colocaban en los fustanes de la imagen de la Virgen.
Más y más jóvenes de América se unen a la Misión Rosario, con el objetivo de estar en comunión y rezar un millón de rosarios por la paz y la libertad en el continente americano.