Face
Insta
Youtube
Whats
Domingo, 28 Abril 2024
Suscribase aquí

“Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas,

pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa”. Rut, 3, 11

 

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, manifestamos nuestro profundo afecto, respeto y admiración hacia todas las mujeres. Nos inspira la Sagrada Escritura, especialmente en el libro de Rut, cuyas protagonistas son unas mujeres extraordinarias que decidieron ser solidarias, entre ellas, después de haber quedado viudas.

Cristo reconoció siempre la dignidad de las mujeres, su servicio y entrega, y las hizo partícipes de su plan de salvación: su encuentro con la mujer samaritana, a quien revela su condición mesiánica (Jn 4: 4-42); llama “hija” y reconoce la fe de la mujer enferma que toca su manto y queda curada de inmediato (Mc 5: 25-34); con Marta de Betania, a quien interroga y obtiene de ella una respuesta de fe y su reconocimiento como Hijo de Dios (Jn 11: 20-27); es a una mujer, María de Magdala, a quien se aparece y habla una vez Resucitado (Jn 20: 1-18).

Cristo, nos recuerda San Juan Pablo II, “fue ante sus contemporáneos el promotor de la verdadera dignidad de la mujer y de la vocación correspondiente a esta dignidad” (Mulieris Dignitatem n° 12). Señala también que, en virtud de su vinculación con la Santísima Virgen, la mujer ha representado “la cercanía de Dios a las expectativas de bondad y ternura de la humanidad herida por el odio y el pecado, sembrando, en el mundo, las semillas de una civilización que sabe responder a la violencia con el amor” (Audiencia general, miércoles 6 de diciembre de 1995). Y el Concilio Vaticano II, en su mensaje a las mujeres señaló: “en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres, llenas del espíritu del Evangelio, pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga” (Mensaje del Concilio a las mujeres. 8 de diciembre de 1965).

Mensaje de la Comisión Nacional de Pastoral Familiar en ocasión del Día Internacional de la Mujer

“La dignidad de la mujer se relaciona íntimamente con el amor que recibe por su femineidad y también con el amor que, a su vez, ella da… De este modo, (la mujer) se convierte en un apoyo insustituible y en una fuente de fuerza espiritual para los demás, que perciben la gran energía de su espíritu. A estas «mujeres perfectas» deben mucho sus familias y, a veces, también las Naciones.”1

En torno al Día Internacional de la Mujer, y en torno al Año Familia Amoris Laetitia, la Comisión Nacional de Pastoral Familiar envía un mensaje a toda la sociedad costarricense y especialmente a las mujeres, con deseo reafirmar una vez más el amor que la Iglesia profesa por la dignidad de toda mujer ya que ella, al igual que el varón, ha sido creada a imagen y semejanza de Dios2; ella es en efecto el fruto más bello de su creación3, de allí que el hombre ante ella sólo puede admirarse y querer ser una sola carne con ella.4

La mujer ha sido bendecida por el Creador con una serie de recursos personales propios su femineidad que no son menores que los recursos de la masculinidad sino sólo diferentes. Y sobre la base de estos recursos es que la mujer debe construir su realización como persona, su dignidad y vocación.5 Es María, la madre de Jesús, la que de manera más perfecta, por gracia de Dios, se ha apropiado de la imagen y semejanza de Dios en el principio: “María -la mujer de la Biblia- es la expresión más completa de esta dignidad y de esta vocación. En efecto, cada hombre -varón o mujer- creado a imagen y semejanza de Dios, no puede llegar a realizarse fuera de la dimensión de esta imagen y semejanza.6 "«¡Muchas mujeres hicieron proezas, pero María las superas a todas!»"7

Así podemos afirmar que para toda mujer: soltera, casada, viuda, profesional, ama de casa, madre, virgen consagrada, religiosa y sobre todo cristiana; puede alcanzar, de algún modo, la perfección de su vocación y dignidad del ser femenino alabando con gozo al Señor8 y siguiendo con atención el testimonio de María. Así será como la mujer virtuosa de la que habla Proverbios 31: su estima es más valiosa que una piedra preciosa; es fuente de felicidad, protección y prestigio para su familia; los trabajos de sus manos hacendosas edifican su hogar y son necesarios para la construcción de una nueva sociedad; es sagaz y prudente en todo lo que se empeña hacer y le tiende la mano a los más desposeídos; es cause de esperanza para todos porque va irradiando salud y dignidad, mirando con optimismo lo que acontece en el mundo porque su porvenir le interesa. Con toda razón termina el sabio de este proverbio exhortando a todos: “reconozcan el trabajo de sus manos: merecen que en público se les dé un homenaje” 9

Por lo que hacemos hoy público homenaje a la mujer madre y profesional; a la mujer que ha consagrado su vida a Dios, vírgenes, monjas y religiosas, incluso laicas en servicios voluntarios. A todas ellas que han dedicado y sacrificado su vida, muchas veces en el silencio, al servicio de la humanidad, nuestro infinito agradecimiento.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Dignitas Infinita
Image
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad