Se trata de los siguientes varones casados: Juan Carlos Brenes Peraza, Johnny Javier de Jesús Campos Carvajal, Martín Antonio Castillo Vargas, Didier Alexander García Álvarez, Hermes Gerardo García Masís, Oscar Mario Guzmán Rojas y Allan Eduardo Siles Ríos.
Todos ellos han pasado por un proceso de discernimiento y formación durante los últimos siete años, orientado por los sacerdotes Alexis Rodríguez, Christian Bermúdez y Marco Roverssi. Además, han contado con el acompañamiento de un diácono y su esposa, así como de un matrimonio formador. La formación académica la recibieron en la Universidad Católica de Costa Rica.
La palabra diácono literalmente significa “servidor”, siguiendo el ejemplo de Jesucristo que vino, no para ser servido, sino a servir. Hay tres niveles en el sacramento del Orden Sagrado: Los obispos, los sacerdotes y los diáconos. El diácono es parte de la jerarquía de la Iglesia en un grado menor. Es ordenado por el obispo mediante la imposición de sus manos.
Los diáconos permanentes, que pueden ser casados, no serán ordenados sacerdotes ni obispos. Y hay diáconos transitorios o temporales que después de un tiempo serán ordenados sacerdotes, ambos son parte del clero y tienen las mismas funciones.
El diaconado permanente se restauró hace 50 años durante el Concilio Vaticano II, en la encíclica Lumen Gentium, la cual dice: “En su esfuerzo por actualizar la vida de la Iglesia, el Concilio Vaticano II permite que el diaconado sea restaurado como grado propio y permanente dentro de la jerarquía. El diaconado permanente le otorga la oportunidad a los hombres casados, y también a los jóvenes solteros idóneos para este sacramento, pero estos últimos deben mantenerse en la ley del celibato”.
Los diáconos son ministros de la palabra, proclaman el Evangelio y predican y enseñan la fe Católica. Son ministros del altar, ayudando a los obispos y sacerdotes en la liturgia, y se desempeñan como ministros ordinarios de la eucaristía. Los diáconos permanentes administran el sacramento del Bautismo y del Matrimonio, presiden en el rito de funerales y sepultura y en servicios devocionales, como la exposición y bendición con el Santísimo. También bendicen artículos religiosos de acuerdo y expresamente lo permitido en el rito indicado en el libro Bendiciones de la Iglesia.
El diácono permanente hace obras caritativas, administrativas y de bienestar social, como visita a los enfermos, ministra a los moribundos y consuela a los afligidos, y da de comer a los desamparados.
Al respecto de esta nueva ordenación, el obispo auxiliar Mons. Daniel Blanco, aseguró que “el camino sinodal que está viviendo la Iglesia ha querido resaltar la importancia de los distintos carismas y ministerios que el Espíritu ha suscitado en la comunidad eclesial, precisamente para recordar que todos contribuimos en la misión de anunciar a Jesucristo y de construir e instaurar el Reino en medio de la humanidad”.
“La ordenación de siete diáconos permanentes en nuestra Arquidiócesis viene a reforzar esto, ya que el ministerio diaconal, como un servicio permanente en la Iglesia, recuerda que el servicio a los hermanos es misión de todo bautizado, pero sacramentalizado en un ministerio específico, como lo es el diaconado, nos asegura que el querer apostólico de construir el Reino, acompañando a los más vulnerables, sigue estando presente en la Iglesia, y particularmente en nuestra iglesia particular de San José”, agregó.
“Esto nos llena de gozo y nos anima a seguir trabajando juntos y a seguir pidiendo al Señor que suscite distintos carismas y ministerios para nuestra Arquidiócesis”, concluyó Monseñor.
Uno de los futuros diáconos, Oscar Mario Guzmán, dijo que su vocación responde a la necesidad de Dios en su vida. “Ocupo de la Gracia de Dios para caminar en esta vida y llegar a la meta que son los brazos de mi Padre celestial”, dijo.
Oscar Mario está casado con María Antonieta Parker y es profesor de Educación Física. Junto a su familia vive en San Rafael de Heredia. “Esta es una decisión de los dos, como matrimonio caminamos juntos”, dijo. Su lema de ordenación es “Servidor al Reino de Dios”.
