La mañana del pasado viernes 30 de mayo, en el contexto de la Misa Crismal celebrada por el obispo y clero de la Diócesis de Alajuela en la Catedral Nuestra Señora del Pilar, Monseñor Bartolomé Buigues anunció la decisión de que San Juan Nepomuceno, segundo patrono de la Ciudad de Alajuela, sea también patrono del clero diocesano de dicha Iglesia particular, y que el día de su fiesta, cada 16 de mayo, se celebre la Jornada Diocesana de Oración por la Santificación del Clero.
Dicha decisión, dijo, se tomó a solicitud de la Comisión Diocesana del Centenario de la Diócesis (1921-2021), y tomando en cuenta que San Juan Nepomuceno fue un presbítero y mártir del sigilo sacramental, cuya devoción ha estado ligada a la ciudad de Alajuela desde sus inicios.
“Desde el 12 de octubre de 1790 cuando se concluyó y bendijo el primer y humildísimo templo parroquial en el Barrio La Lajuela, se empezó a venerar a San Juan Nepomuceno como Santo Patrono de la Parroquia y del Barrio”, reseñó el obispo.
“San Juan Nepomuceno se distinguió por su amor a la vocación sacerdotal y se preparó muy esmeradamente para ella porque la consideraba como una transformación en otro Cristo. Fue párroco, canónigo y vicario general, corresponsable, con ello, del gobierno de su diócesis. Fue mártir porque defendió más que otros los derechos y la legítima libertad de la Iglesia”, dijo Monseñor.
Por su parte, en su homilía durante la Misa Crismal, celebrada observando las medidas sanitarias correspondientes, el obispo insistió en la comunión y la fraternidad como rasgos propios de los presbíteros.
“La fraternidad es el ámbito privilegiado en el que Dios se manifiesta. Sólo cuando nos comprometamos en acrecentar la comunión, estamos en Dios”, dijo.
“Apostar por la comunión -constató- es exigente, a veces se torna incómodo, pero no podemos bajar la guardia. Hay que dar, más y más, oportunidades a la comunión, sobre todo en situaciones de división o conflicto, renovando la disposición al diálogo, a buscar el entendimiento, a recuperar la unidad…”.
En relación a la emergencia por la pandemia de Covid-19, el obispo manifestó su agradecimiento al personal de salud y a los servidores públicos, y dijo en relación a los sacerdotes, que “hemos sido llamados a acompañar al pueblo de Dios desde la fe y el mensaje salvador de Cristo”.
“¡Cuánto se necesita estar bien en la vida espiritual para dar sentido a la crisis de salud física! Por eso nuestra tarea es ahora más necesaria que nunca. En los momentos difíciles es cuando más se manifiesta en nosotros el don de Dios que nos permite sobreponernos y estar en pie para servir. Con los medios que tenemos a mano y las posibilidades que nos da este tiempo, estimulemos nuestra creatividad apostólica, con una presencia incondicional desde Dios para los que nos han sido confiados”, agregó.