Face
Insta
Youtube
Whats
Jueves, 28 Marzo 2024
Suscribase aquí

Cada año, este templo se llena de fieles de todas partes del país, quienes sostienen una rosa entre sus manos y esperan el momento para colocarla a los pies de la imagen del Cristo Negro, cada flor simboliza una promesa, una petición, un agradecimiento.

El Santuario Nacional Santo Cristo de Esquipulas celebrará este 22 de octubre a partir de las 12:00 p.m. La Tradicional Misa de las Rosas.

La ley que penaliza el abandono de las personas adultas mayores entró en vigencia en 2020. Establece penas de cárcel en casos de abandono y negligencia en detrimento de personas adultas mayores, que van de un mes hasta 10 años de prisión.

Sin embargo, en el transcurso de dos años hubo 8.000 denuncias por abusos, maltratos, abandono y otras situaciones. De todos los procesos, apenas dos terminaron en condena, según denuncia el Conapam (Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor).

Esta afirmación se realiza con base en un estudio solicitado al Poder Judicial, el cual analizó los 8.186 casos de abandono de adultos mayores y casos de agravación, abandono de incapaces y explotación de personas adultas mayores, ocurridos entre enero de 2019 y diciembre de 2022. Como se mencionó, tan solo un par de ellos terminaron con una condena.

La Ley 9.857 buscaba saldar una deuda histórica con la población adulta mayor, que ha sido tan vulnerable, como reconoció el presidente en ese momento, Carlos Alvarado. No obstante, en la práctica parece que no se ha aplicado y que existe una completa impunidad.

Las penas son de 6 a 10 años de cárcel cuando el abandono lleve a la muerte de la persona adulta mayor; entre 3 y 6 años, cuando el abandono cause daños graves en su salud; y entre 6 meses y 3 años, cuando se ponga en peligro la salud física o psicológica.

A pesar de esto, el Conapam sigue recibiendo denuncias que, como ya se mencionó, de seguir la tendencia no llegarán a ningún tipo de condena.

Los adultos mayores representan un 10% de la población total de Costa Rica (son 526 135 ciudadanos). Prácticamente duplica el porcentaje que había en 2003 (5,6%), pero lo más llamativo quizá es que alcanzará el 17,6% en el año 2043.

Los 40 Días por la Vida, la vigilia pacífica de oración y ayuno por el fin del aborto vuelve este año a realizarse frente a seis hospitales del país. En concreto, se realiza desde el pasado 27 de setiembre y se extenderá hasta el 5 de noviembre próximo.

Según han comunicado sus organizadores, la vigilia se realiza frente a los siguientes centros médicos: Hospital San Rafael de Alajuela, Hospital San Francisco de Asís en Grecia, Hospital de Guápiles, Hospital San Vicente de Paúl en Heredia, Hospital San Juan de Dios en San José y Hospital Dr. Carlos Luis Valverde Vega, en San Ramón.

“Nos sentimos muy alegres que ha nacido una campaña en Guápiles, organizada por jóvenes interesados en llevar un mensaje positivo provida a su ciudad. Esta campaña es fruto del Día Nacional de la Juventud realizado en julio. También nos sentimos muy agradecidos con Dios por la perseverancia a través del tiempo de los voluntarios de las otras cinco campañas que año con año salen a las calles para dar testimonio del amor y la misericordia de nuestro Señor Dios de Vida”, explican en la comunicación.

Sufrieron dificultades económicas, padecieron la enfermedad, vivieron el duelo… Pero se mantuvieron unidos y, sobre todo, pusieron a Dios en el centro. Se trata del matrimonio de San Luis Martin y Santa Celia Guérin, un matrimonio como cualquier otro, con sus dificultades y pruebas, pero donde abundaba la fe.

Recientemente, ambos fueron declarados patronos de los laicos en Costa Rica. Precisamente, se escogió  como Día Nacional del Laico el 12 de julio, Festividad de San Luis Martin y Santa Celia Guérin.

Él, un relojero y joyero; ella, una costurera y emprendedora. Nacieron en Francia en el Siglo XIX. Son conocidos por ser los padres de Santa Teresa de Lisieux, quien decía: “Dios me ha dado un padre y una madre más dignos del cielo que de la tierra”.

En su juventud, ambos quisieron optar por la vida religiosa, pero Dios tenía otros planes para ellos. Cuando se conocieron fue, por así decirlo, “amor a primera vista”.

Celia vio a un joven guapo de finos modales y de inmediato una voz en su interior le dijo que ese era el hombre indicado. Tres meses después de aquel primer encuentro decidieron contraer matrimonio, la ceremonia ocurrió el 13 de julio de 1858.

A pesar de eso, se casaron a una edad muy madura para la época, él tenía 35 años y ella 27. Tuvieron nueve hijos, pero cuatro fallecieron y las otras cinco eligieron la vida religiosa.

Era una familia santa. Una de sus hijas, Marie dijo una vez: “con papá y mamá nos parecía estar en el cielo”. También era un matrimonio que podía tener sus discusiones y diferencias, como cualquier otro, pero nada los separaba.

Las dificultades fueron muchas y muy duras, eran tiempos de crisis económica en Francia. Aun en medio de sus limitaciones, compartían lo que tenían con los más necesitados.  “Su casa no fue una isla feliz en medio de la miseria, sino un espacio de acogida, comenzando por sus obreros”, señala su biografía.

Tuvieron que enfrentar la enfermedad, primero fue el tumor de Celia y luego el deterioro de la salud de Luis. El último gesto que vio santa Teresa del Niño Jesús de su padre, en la última visita que le pudo hacer, ya anciano y enfermo, fue su dedo que indicaba al cielo, como si quisiera recordar a sus hijas todo lo que su esposa y él les habían intentado inculcar desde niñas, según menciona un artículo de Alfa y Omega.

La comunicación ha desempeñado un papel vital para promover la vida eclesial y para mantener una conexión significativa entre sus miembros. Su análisis y comprensión son fundamentales para discernir la dinámica de la Iglesia en el mundo. “La comunicación debe ser una gran ayuda para la Iglesia, para vivir concretamente en la realidad, favoreciendo la escucha e interceptando los grandes interrogantes de los hombres y mujeres de hoy”.[1]

Quienes han seguido este humilde aporte constatarán que hemos establecido algunos aspectos que nos permiten vislumbrar las motivaciones, los contextos y el manejo de la comunicación en la Iglesia naciente.

Primeramente, trazamos una ruta a partir de los Evangelios, el libro de los Hechos de los Apóstoles y de algunas cartas neo testamentarias que, junto a otros autores claves en los primeros siglos de la Iglesia, nos permiten entender tanto la comunicación en las primeras generaciones cristianas, como los procesos de instauración de las Iglesias y algunos atisbos sobre la vivencia de su fe y el orden “institucional” en las mismas.

Un acercamiento comunicacional, de orden técnico, enfrenta la particularidad de que, en ese camino recorrido reconocemos a Dios actuando en la historia: “Nuestra salvación, la que Dios quiso para nosotros, no es una salvación ascética, de laboratorio sino histórica y Dios, hizo un camino en la historia con su pueblo”[2]. La Iglesia es “pueblo de Dios” y no una simple sociedad de personas que coinciden en un proyecto común.

Al considerar a Dios como la variante fundamental de nuestro proceso, no olvidamos que la Iglesia “es católica incluso en el sentido de que nada de lo que es humano le puede ser extraño”[3], antes bien ella lo constata, y a veces con dolor, en carne propia.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
semana-santa.jpeg
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Image
Image
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad