En el siglo XX sucedió una de las mariofanías más importantes de la historia: las apariciones de la Virgen Santísima en Fátima Portugal. Por cierto, la más profética de las apariciones marianas aprobadas por la Iglesia.
El 13 de mayo de 1917 Nuestra Señora se apareció por primera vez a tres niños pastores y lo hizo durante seis veces pidiéndoles que fueran al mismo lugar el 13 de cada mes hasta octubre. Por tanto, estamos próximos a conmemorar una fecha importante en nuestra vida de fe: el día en que la Virgen Madre tomó por voluntad de Dios un rol activo en nuestra historia para interceder por nosotros y ayudarnos.
Los videntes elegidos eran Lucía Dos Santos de 10 años, Jacinta Marto de 7 años y su hermano Francisco Marto de 9 años. El 13 de julio de 1917 la Virgen María pidió la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María. Los niños ni sabían qué era Rusia, pero sus palabras fueron claras, “si atienden mis deseos Rusia se convertirá y habrá paz… al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia que se convertirá y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal el dogma de la fe se conservará siempre”.
Su última aparición fue en Cova de Iría ante 70 mil personas, el 13 de octubre de 1917, donde además sucedió el famoso milagro del sol. Ella se presentó como la Señora del Rosario y nos pidió “continúen rezando el Rosario todos los días, la guerra se acabará pronto”.
El espacio de esta columna no alcanza para hablar de todos los detalles de Fátima, repercusiones y contexto. Yo ofrezco esta charla a grupos de la Iglesia en caso de que alguien quisiera profundizar en el tema. Lo que esta semana quiero destacar sobre la mariofanía de Fátima son justamente esas palabras que dijo la Virgen a los niños “mi Inmaculado Corazón triunfará” y “recen el rosario todos los días”.
Sabemos que estos mensajes de la Virgen en Fátima fueron aprobados por la Iglesia desde 1930 y esto no da seguridad para compartirlos. Debemos rezar el rosario diario y no solo en mayo sino siempre porque con el rosario estaremos colaborando al triunfo del Corazón de María. Muchos se preguntan, pero ¿qué quiso decir la Madre de Dios con esas palabras? …
La razón que la Virgen le dio a Lucía Dos Santos para dejarla en nuestro mundo por 95 años fue para que impulsara la devoción al Inmaculado Corazón de María y ella lo hizo desde la clausura. Con sus entrevistas y escritos nos dio iluminación sobre este deseo de la Virgen.
Todo lo anterior sucede porque Dios lo quiere y lo permite pues la Virgen actúa ya en la gloria por los méritos de su Hijo Jesucristo Resucitado. “Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios” dijo la Virgen a Lucía y a todos nosotros. El consagrarse al Corazón Inmaculado de María y seguir esta devoción es un camino que nos conduce a Dios, nos protege del mal. Esta devoción es un camino para la Salvación de las almas, es decir, que está unida a la misma misión por la que Jesús padeció la muerte de cruz y resucitó.
La Virgen María como colaboradora del Plan de Salvación viene en nuestra ayuda como Madre, a pedirnos que si nos cobijamos en su Corazón Ella nos ayudará a llegar a Dios y es así como su Corazón triunfará en la batalla espiritual. Al final que su Corazón triunfe equivale a decir que Dios triunfará. Nunca podremos separar los sagrados corazones de Jesús y María y si hoy Jesús da a su Madre el estandarte de la victoria es porque Ella nunca le negó nada y lo amó como nadie, con fidelidad y fe absoluta. Recemos el rosario diariamente y no olvidamos celebrar el 13 de mayo.
