Como es de conocimiento de muchos, la relatora de las Naciones Unidas, Tlaleng Mofokeng, que recientemente visitó nuestro país indicó: “Las libertades relacionadas con el derecho a la salud incluyen el derecho a controlar su cuerpo y la salud propia, incluyendo la libertad sexual y reproductiva...” Más adelante agregó que “Las restricciones penales y legales al aborto son de naturaleza discriminatoria, restringen la autonomía e interfieren con la relación médicopaciente, afectando el acceso a los servicios de salud y la información. Esta es una forma de discriminación basada en el género. La moralidad pública y las creencias religiosas no pueden servir de justificación para la promulgación o aplicación de leyes que den lugar a violaciones de derechos humanos.”
Respetuosamente, como pastores y ciudadanos costarricenses, nos permitimos hacer las siguientes reflexiones dirigidas a todas las personas de buena voluntad:
Mensaje de la Comisión Nacional de Pastoral Familiar en ocasión del Día Internacional de la Mujer
“La dignidad de la mujer se relaciona íntimamente con el amor que recibe por su femineidad y también con el amor que, a su vez, ella da… De este modo, (la mujer) se convierte en un apoyo insustituible y en una fuente de fuerza espiritual para los demás, que perciben la gran energía de su espíritu. A estas «mujeres perfectas» deben mucho sus familias y, a veces, también las Naciones.”1
En torno al Día Internacional de la Mujer, y en torno al Año Familia Amoris Laetitia, la Comisión Nacional de Pastoral Familiar envía un mensaje a toda la sociedad costarricense y especialmente a las mujeres, con deseo reafirmar una vez más el amor que la Iglesia profesa por la dignidad de toda mujer ya que ella, al igual que el varón, ha sido creada a imagen y semejanza de Dios2; ella es en efecto el fruto más bello de su creación3, de allí que el hombre ante ella sólo puede admirarse y querer ser una sola carne con ella.4
La mujer ha sido bendecida por el Creador con una serie de recursos personales propios su femineidad que no son menores que los recursos de la masculinidad sino sólo diferentes. Y sobre la base de estos recursos es que la mujer debe construir su realización como persona, su dignidad y vocación.5 Es María, la madre de Jesús, la que de manera más perfecta, por gracia de Dios, se ha apropiado de la imagen y semejanza de Dios en el principio: “María -la mujer de la Biblia- es la expresión más completa de esta dignidad y de esta vocación. En efecto, cada hombre -varón o mujer- creado a imagen y semejanza de Dios, no puede llegar a realizarse fuera de la dimensión de esta imagen y semejanza.6 "«¡Muchas mujeres hicieron proezas, pero María las superas a todas!»"7
Así podemos afirmar que para toda mujer: soltera, casada, viuda, profesional, ama de casa, madre, virgen consagrada, religiosa y sobre todo cristiana; puede alcanzar, de algún modo, la perfección de su vocación y dignidad del ser femenino alabando con gozo al Señor8 y siguiendo con atención el testimonio de María. Así será como la mujer virtuosa de la que habla Proverbios 31: su estima es más valiosa que una piedra preciosa; es fuente de felicidad, protección y prestigio para su familia; los trabajos de sus manos hacendosas edifican su hogar y son necesarios para la construcción de una nueva sociedad; es sagaz y prudente en todo lo que se empeña hacer y le tiende la mano a los más desposeídos; es cause de esperanza para todos porque va irradiando salud y dignidad, mirando con optimismo lo que acontece en el mundo porque su porvenir le interesa. Con toda razón termina el sabio de este proverbio exhortando a todos: “reconozcan el trabajo de sus manos: merecen que en público se les dé un homenaje” 9
Por lo que hacemos hoy público homenaje a la mujer madre y profesional; a la mujer que ha consagrado su vida a Dios, vírgenes, monjas y religiosas, incluso laicas en servicios voluntarios. A todas ellas que han dedicado y sacrificado su vida, muchas veces en el silencio, al servicio de la humanidad, nuestro infinito agradecimiento.
La Comisión Nacional de Pastoral Familia publicó un mensaje con motivo del Día Nacional del Niño, este 9 de setiembre, en el que expone que la niñez, hoy en día, debe ser destinataria de una acción prioritaria de la Iglesia, de la familia y de las instituciones del Estado.
Asimismo, recuerda que muchos niños y niñas sufren diariamente, a causa del rechazo o el abandono al inicio de su vida, así como por ser víctimas de la violencia o explotación sexual, entre otras situaciones que provocan dolor.