Con estas palabras, el Obispo Porteño Monseñor Óscar Fernández Guillén se refirió esta mañana a la dramática situación que enfrentan miles de familias puntarenenses.
Su mensaje lo dio al final de la Misa que presidió en la Basílica de los Ángeles a propósito de la Novena en honor a la Patrona de Costa Rica, Eucaristía celebrada sin la presencia de fieles por las medidas de restricción por la pandemia de Covid-19.
Antes del final, el obispo recordó que la precariedad ya era un mal desde hace tiempo en muchas comunidades de la diócesis, y que ahora se ha agravado con los efectos económicos de la crisis sanitaria.