Face
Insta
Youtube
Whats
Viernes, 29 Marzo 2024
Suscribase aquí

Un ladrón que entra a robar a un templo y se lleva el Sagrario, un individuo que se suicida en una de las bancas, un grupo de manifestantes que hacen destrozos y pintas en las imágenes o un instagramer que se graba bailando de manera provocativa sobre un Altar.

Estos son ejemplos de ofensas a Nuestro Señor, ya sea que se hayan realizado de manera directa con esa intención o no. En todos estos casos, no se puede ejercer el culto hasta que se repare la injuria por medio de un rito penitencial establecido.

A los fieles se les invita a pedir la misericordia de Dios y a orar por el arrepentimiento de las personas que han cometido actos de este tipo para que se encuentren con Jesús.

A la persona que lo comete se le da una pena de acuerdo a la intención y motivación que tuvo. Así por ejemplo, quien arroja por tierra las especies consagradas, o se las lleva o las retiene con una finalidad sacrílega, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica; el clérigo puede ser castigado además con otra pena, sin excluir la expulsión del estado clerical, según el libro VI del Código de Derecho Canónico, núm.1367.

Asimismo, el ordinario del lugar (por ejemplo, el obispo) es el encargado de determinar si efectivamente ocurre una profanación en un templo y, eventualmente dar las indicaciones para proceder.

Justamente, el Código de Derecho Canónico, en el libro IV, numeral 1211, señala que: “Los lugares sagrados quedan violados cuando, con escándalo de los fieles, se cometen en ellos actos gravemente injuriosos que, a juicio del Ordinario del lugar, revisten tal gravedad y son tan contrarios a la santidad del lugar, que en ellos no se puede ejercer el culto hasta que se repare la injuria por un rito penitencial a tenor de los libros litúrgicos”.

La leyenda dice que un brujo enterró un huevo de serpiente en el Cerro de la Cruz que rodea a la Ciudad de Nicoya, cada vez que el animal “despertaba” provocaba temblores y la población quedaba en riesgo. 

Entonces, los sacerdotes decidieron peregrinar al lugar, sembrar una gran cruz y celebrar una Santa Misa para dar fin a ese mal. Después, ordenaron a los pobladores celebrar una Santa Eucaristía, todos los 3 de mayo, que era el día de la Fiesta de la Invención de la Santa Cruz.

Cabe mencionar que si bien esta celebración fue eliminada del Calendario Litúrgico, se lleva a cabo aun en los lugares donde existe cierta devoción. Por otro lado, es importante aclarar que la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz es el 14 de septiembre. 

Jugadores, cuerpo técnico y miembros de Junta Directiva del Club Sport Cartaginés, celebraron esta mañana la Santa Eucaristía en la Basílica Nuestra Señora de los Ángeles en Cartago, en agradecimiento al Señor y a la Negrita por el 115 aniversario de la institución.

La ceremonia litúrgica fue presidida por el rector de este Santuario Nacional y también capellán del equipo, Pbro. Miguel Adrián Rivera.

La mañana del pasado viernes 30 de mayo, en el contexto de la Misa Crismal celebrada por el obispo y clero de la Diócesis de Alajuela en la Catedral Nuestra Señora del Pilar, Monseñor Bartolomé Buigues anunció la decisión de que San Juan Nepomuceno, segundo patrono de la Ciudad de Alajuela, sea también patrono del clero diocesano de dicha Iglesia particular, y que el día de su fiesta, cada 16 de mayo, se celebre la Jornada Diocesana de Oración por la Santificación del Clero.

Dicha decisión, dijo, se tomó a solicitud de la Comisión Diocesana del Centenario de la Diócesis (1921-2021), y tomando en cuenta que San Juan Nepomuceno fue un presbítero y mártir del sigilo sacramental, cuya devoción ha estado ligada a la ciudad de Alajuela desde sus inicios.

“Desde el 12 de octubre de 1790 cuando se concluyó y bendijo el primer y humildísimo templo parroquial en el Barrio La Lajuela, se empezó a venerar a San Juan Nepomuceno como Santo Patrono de la Parroquia y del Barrio”, reseñó el obispo.

“San Juan Nepomuceno se distinguió por su amor a la vocación sacerdotal y se preparó muy esmeradamente para ella porque la consideraba como una transformación en otro Cristo. Fue párroco, canónigo y vicario general, corresponsable, con ello, del gobierno de su diócesis. Fue mártir porque defendió más que otros los derechos y la legítima libertad de la Iglesia”, dijo Monseñor.

Por su parte, en su homilía durante la Misa Crismal, celebrada observando las medidas sanitarias correspondientes, el obispo insistió en la comunión y la fraternidad como rasgos propios de los presbíteros.

“La fraternidad es el ámbito privilegiado en el que Dios se manifiesta. Sólo cuando nos comprometamos en acrecentar la comunión, estamos en Dios”, dijo.

“Apostar por la comunión -constató- es exigente, a veces se torna incómodo, pero no podemos bajar la guardia. Hay que dar, más y más, oportunidades a la comunión, sobre todo en situaciones de división o conflicto, renovando la disposición al diálogo, a buscar el entendimiento, a recuperar la unidad…”.

En relación a la emergencia por la pandemia de Covid-19, el obispo manifestó su agradecimiento al personal de salud y a los servidores públicos, y dijo en relación a los sacerdotes, que “hemos sido llamados a acompañar al pueblo de Dios desde la fe y el mensaje salvador de Cristo”.

“¡Cuánto se necesita estar bien en la vida espiritual para dar sentido a la crisis de salud física!  Por eso nuestra tarea es ahora más necesaria que nunca. En los momentos difíciles es cuando más se manifiesta en nosotros el don de Dios que nos permite sobreponernos y estar en pie para servir. Con los medios que tenemos a mano y las posibilidades que nos da este tiempo, estimulemos nuestra creatividad apostólica, con una presencia incondicional desde Dios para los que nos han sido confiados”, agregó.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
semana-santa.jpeg
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Image
Image
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad