“Estos no son tiempos para profundizar las divisiones y señalamientos de errores, es tiempo de distanciamiento físico preventivo, pero no para dar lugar al egoísmo destructivo o a la indiferencia, sino es el tiempo para como María, correr hasta la montaña para ayudar a quien lo necesita”.
Así se expresó Mons. José Rafael Quirós, arzobispo metropolitano, este 24 de julio, durante la celebración del segundo día de la Novena en Honor a Nuestra Señora de los Ángeles. La ceremonia litúrgica se llevó a cabo sin presencia de fieles en la Basílica de Cartago.
El tema de este día fue la Visita de María a su prima Isabel (Lucas 1, 39-56), ella -expone Monseñor - ante la presencia de la Santísima Virgen, de manera espontánea, emocionada, llena de fe e impulsada por la acción del Espíritu, exclama “Dichosa o bienaventurada tú, que has creído” (Lc. 1, 45).
“Es interesante señalar cómo esta primera bienaventuranza que se menciona en los evangelios está reservada a la Virgen María, quien supo entregarse total y plenamente a la voluntad de Dios”, reflexionó.
El arzobispo mencionó que, a los cristianos, acompañados por María, les corresponde llevar el mensaje de gozo a todos aquellos que se sienten sin esperanza y no tienen la capacidad para mirar hacia el futuro, “porque no es fácil la realidad que nos está tocando vivir”.
Para el prelado lamentó la falta unidad en objetivos comunes y dijo que es necesario dejar de lado todo interés de la naturaleza personal, organizacional o política. “Pensar de esa forma es una ofensa”, afirmó.
“Hay quienes afirman que se tendrá que buscar el camino para que lleguen al fisco los fondos que no están llegando por la evasión o la elusión. Quienes más reciben, más deben aportar”, Mons. José Rafael Quirós, arzobispo de San José.
Monseñor aseguró que los programas sociales no pueden verse desfinanciados, específicamente se refirió a aquellas personas que necesitan una vivienda digna, ayuda económica y empleo.
“Hay quienes afirman que se tendrá que buscar el camino para que lleguen al fisco, los fondos que no están llegando por la evasión o la elusión. Quienes más reciben, más deben aportar”, manifestó.
El arzobispo pidió porque se busquen soluciones técnicas, concretas y viales, pero desde un horizonte ético.
Llamó la atención sobre un reciente estudio de la OCDE, en el cual Costa Rica aparece con el mayor índice de desigualdad entre los 38 países miembros de esta organización.
“Lo que nos debe llevar a tomar conciencia que no todo se mueve por cifras y acumulación de riqueza, sino que de por medio hay seres humanos a los cuales se debe atender”, comentó.
En esa línea, exclamó: “No podemos ceder ante las posiciones radicales y polarizadas que solo conducen a la pérdida de la paz social”.
Añadió que es el momento de fortalecer y posicionar instituciones emblemáticas, como el ICE o la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), las cuales han dado muestras de su labor social. “No se puede ceder a presiones internas o externas, si es que se dan, para que esto cambie”, indicó.
En su homilía también se refirió al papel informativo y educativo de los medios de comunicación. Siguiendo las palabras del Papa Francisco, habló sobre medios “que puedan ayudar a las personas, especialmente a los jóvenes, a distinguir el bien del mal”.
Así como “a desarrollar juicios sólidos basados en una presentación clara e imparcial de los hechos; y a comprender la importancia de trabajar por la justicia, la concordia social y el respeto a nuestra casa común”.
Hacia el final, Monseñor reiteró su mensaje respecto a tomar el camino del diálogo social abierto y transparente, “donde se ponga sobre la mesa la verdad y se tomen las mejores decisiones para todos”.
