Agregó que “el hecho de no poder recibir a Jesús sacramentado me dolió, pero también me dije: “Está bien, es Tu voluntad, pero yo estoy aquí y puedo recibirte espiritualmente, vengo no porque Tú necesites de mí sino porque yo necesito de ti”.
Aunque la foto tenía varios días de circular en redes dociales, Yeudi se dio cuenta hasta mucho tiempo después de la existencia de la imagen.
El joven, además, en ocasiones anima con el teclado las celebraciones en El Carmen. Dice que la razón principal para ir a visitar a Jesús es su Misericordia, pues “si hago todo eso es porque Él lo permite por su gracia y por su gran amor y así es para con toda persona que quiera acudir a Él, ya que desea regalarnos su gracia y santificarnos a todos”.
El ejemplo de doña Carmelina
Carmelina Chavarría es uno de los personajes más queridos de Atenas. En el pueblo hay consenso de que es un símbolo de humildad, desprendimiento y servicio al prójimo.
De acuerdo con Pbro. Jaime José Alpízar, vicario parroquial de la comunidad, esta linda viejita de 81 años es conocida porque lo poco que tiene lo da a otros.
Cuenta que, si ella se gana un poquito de dinero haciendo algún mandado, va a comprar una “libra de sal”, “una pelota de manteca” o “un paquete de tortillas” para regalar. Si los deja en la Casa Cural dice a quien se los recibe: “Es para los padres, para que se ayuden”.
Siempre está pendiente de los difuntos, va a todos los funerales que puede y siempre ofrece Misas por los que ya partieron. Frecuentemente pide por los trabajadores del Seguro Social y la Cruz Roja, “porque son personas que trabajan mucho”, según dice.
El Padre Alpízar explica que se trata de una mujer pobre, pero con un corazón lleno de tesoros, quien vive en un cuartito que le hizo una familia y cuya vida transcurre entre la Casa Cural, adonde llegar a tomar el desayuno; el templo, sobre todo para la Misa de 7:00 a.m. y orar; y el mercado. Acostumbra a recoger las recetas médicas de algunas personas a modo de servicio y se ofrece para “lavar ropa”, hacer oficio, algún mandado o ayudar en lo que pueda.
Carmelina es muy querida en el pueblo y es común verla caminando por las calles descalza, pues no le gusta usar zapatos, desde muy pequeña se acostumbró a ir siempre así.
Precisamente, de rodillas, con las plantas de los pies maltratadas de tanto andar, en posición orante con la cabeza inclinada hacia la gran puerta de madera del templo, es esta imagen que deja doña Carmelina en estos días de cuarentena, una imagen de piedad y fervor religioso.